viernes, 17 de septiembre de 2010
EL COCHE DE BOMBEROS DESAPARECIDO
Como cada domingo Mario sacaba su colección de coches y para jugar con ellos. Pero hoy era un domingo especial, porque iban a venir a jugar con el unos vecinos nuevos del barrio.
Al terminar la tarde, Mario se dio cuenta de que le faltaba el coche de bomberos, su coche favorito. Pasó horas y horas buscandolo en su dormitorio, la cocina, el balcón... pero no lo encontró.
Decidió salir al jardín a ver si lo encontraba por allí. Mirando y mirando, tropezó con un gusano, pero como era muy tímido, no se atrevió a preguntarle si lo habia visto, y siguió buscando. Al poco rato se tropezó con un saltamontes con un cuerpo que le brillaba de color naranja.
- ¡Que saltamoentes más raro! - pensó Mario - pero de nuevo, sintió vergüenza y no se atrevió a preguntarle.
Lita la hormiguita le observaba escondida, y al ver al saltamoentes se dio cuenta de que habia encontrado el coche de bomberos, pero quería que su amigo Mario se atreviera a hablar con los demás.
Mario no consiguió encontrar su coche por ningún sitio, y pensó que los nuevos vecinos se lo habian querido llevar. Pero en vez de decirles nada, planeó una venganza y cuando fue a jugar a su casa, se llevo algunas de sus piezas de sus puzzles favoritos. Los niños se dieron cuenta y le pidieron que les devolviera esas piezas.
Mario se sintió indignado y les regañó porque ellos le habian quitado su coche de bomberos favorito. Los niños repetian una y otra vez que ellos no habian sido y todos acabaron discutiendo.
Habia llegado la hora, Lita tenia que hacer algo antes de que los amigos llegaran a las manos.
- Mario, devuelveles las piezas del puzzle - dijo
- Pero Lita, ellos me han quitado mi coche - refunfuñó Mario.
- Mario, tu coche de bomberos está en el jardín, junto a la casa del saltamontes.
Mario se dio cuenta enseguida, si hubiera vencido tu timidez y le hubiera preguntado al saltamontes al ver su cuerpo tan extraño brillando, lo habria encontrado enseguida y si hubiera hablado con los niños en vez de suponer lo que habian hecho, no hubieran llegado a enfadarse.
Acto seguido les devolvió el puzzle a sus nuevos amigos y les pidió disculpas, que los vecinos aceptaron enseguida y corrieron todos juntos a recoger el coche de bomberos y jugar todos juntos.
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